Aquí nuestro personaje principal es una NEURONA: una célula del sistema nervioso.
Puedes sentir los efectos dañinos del estrés cuando al experimentar miedo, ansiedad o enojo se altera tu ritmo cardíaco, cuando sientes “una bola” en el estómago o una presión en el pecho, o cuando pierdes el apetito o el sueño.
El miedo daña la salud porque disminuye el aporte sanguíneo hacia los órganos para aumentarlo hacia las piernas y la garganta. En este ejemplo, el miedo se justifica ya que ayuda a escapar del peligro y salvar al organismo.
Por regla general el estrés es una respuesta que ocasiona una redistribución de los recursos del organismo, privilegiando el aporte sanguíneo de las estructuras que son necesarias para sobrevivir (músculos y sistema cardiovascular) a costa de sacrificar funciones “no críticas” como la digestión, la reproducción y la reflexión. Estas otras partes del organismo que ceden sus recursos se ven perjudicadas. Por esta razón el estrés es dañino cuando se vive continuamente.
Aquí nuestro personaje principal es una NEURONA: una célula del sistema nervioso.
La adrenalina estimula al sistema nervioso simpático.
El miedo daña la salud porque disminuye el aporte sanguíneo hacia los órganos para aumentarlo hacia las piernas y la garganta. En este ejemplo el miedo se justifica ya que ayuda a escapar del peligro y salvar al organismo.
La parte del sistema nervioso que dirige los recursos del organismo para: ¡PELEAR! ¡LUCHAR! ¡HUIR! ¡ESCAPAR! se llama el SISTEMA SIMPÁTICO y es activado por la ADRENALINA.
El estrés causa un exceso de actividad simpática y producción de adrenalina. Cuando el estrés es constante o muy frecuente, el organismo aumenta su producción de una hormona llamada CORTISOL, que permite resistir, pero que causa muchos daños también. Después de que tal situación ha persistido mucho tiempo, el organismo pierde la capacidad y la voluntad de producir cortisol y cae en fatiga extrema.
La contraparte del sistema simpático es el sistema parasimpático. Cuando baja el estrés, se activa el sistema parasimpático, permitiendo recuperar las altas funciones mentales (cognición), el equilibrio energético, las funciones viscerales (como la digestión) a través del nervio vago, y el descanso. El sistema parasimpático y la cognición dependen de una molécula que abre comunicaciones entre neuronas llamada ACETILCOLINA. Un sistema nervioso sano mantiene equilibradas sus actividades simpáticas y parasimpáticas.
Sea cual sea el origen del estrés, cuando es crónico causa un exceso de actividad del sistema nervioso simpático, un exceso de producción de cortisol y una deficiencia de actividad del sistema nervioso parasimpático. Así resultan disfunciones, enfermedades, malestares, dolores, fatiga, déficit de atención y pérdida de memoria
Ejemplo: El ácido clorhídrico que produce el estómago es muy importante para lograr una buena digestión y para destruir los microbios que ingerimos con los alimentos.
Su secreción resulta de la actividad del sistema nervioso parasimpático. Cuando una persona vive estresada, su actividad parasimpática baja, lo que disminuye su producción de ácido estomacal y causa llenura, reflujo, gastritis, mala absorción, colon irritable, desórdenes inmunes y desórdenes inflamatorios. Nota que la palabra “acidez” describe el malestar y que éste es engañoso porque el reflujo y la gastritis ocurren generalmente por falta de acidez en los jugos gástricos (ver folleto sobre “Cómo sanar tu Estómago).
Enojo, rabia (mal genio), ansiedad, miedo, terror y frustración. Se refiere a emociones propias, no a las emociones de otros.
Deshidratación, deficiencias nutricionales, falta de oxígeno, hipoglicemia o hiperglicemia, alcohol, cigarrillo, drogas farmacéuticas, vacunas, alimentos alergénicos, altura, pesticidas y todo tipo de tóxicos.
Sobrepeso, sedentarismo, exceso de ejercicio, posición de trabajo inadecuada y prolongada.
Temperaturas ex tremas, especialmente el frío eleva el cortisol.
Gripas recurrentes, infecciones virales crónicas (por ejemplo, herpes), infecciones intestinales persistentes por hongos o parásitos.
Aquí van unos ejemplos de trastornos que podrás atender ayudando tu organismo a enfrentar los estresores de la vida con astucia en vez de fuerza bruta:
• Bajar la parte posterior de la lengua no produce ganas de vomitar, por disminución de la actividad del nervio Vago.
• Puedes ver en el espejo cuando haces “AAAHHH”, que tu paladar no levanta o lo hace en forma perezosa o dispareja.
Examen de sangre
El estrés crónico puede hacer que el Ácido Úrico se eleve por encima de 4.0 en hombres y 3.5 en mujeres. Por otro lado, el Ácido Úrico, cuando superior a estos valores, causa mucho estrés metabólico. Este círculo vicioso entre el estrés y el Ácido Úrico es principalmente por consumo de fructosa e intoxicación con plomo.
FÓRMULA PARA AYUDAR A LA PRODUCCIÓN DE ACETILCOLINATomar dos cápsulas, tres veces por día de los siguientes componentes para ayudar a recuperar la actividad parasimpática y cognitiva, y salir del círculo vicioso del estrés crónico.
Recomendamos adicionalmente el uso de un multivitamínico y un multimineral que tenga todos los oligoelementos esenciales y de una suplementación de aceite de krill. Esta fórmula se puede tomar sobre un período extendido sin ningún problema. Una vez reducido el estrés en tu vida, puedes tomar la mitad de la dosis de cada componente de la fórmula con fines preventivos si lo sientes necesario.
Otro recurso muy beneficioso para contrarrestar los efectos perjudiciales del estrés son un grupo de plantas que ayudan a mantener equilibrado el gasto energético, y los sistemas simpático y parasimpático. Estas plantas son llamadas ADAPTÓGENOS.
Cómo lo hacen? A diferencia de los estimulantes, ellas aumentan la producción de energía de manera global y sostenible, y frenan la producción de cortisol. Esto permite al organismo conservar su INTELIGENCIA ADAPTATIVA ante estresores, en vez desgastarse resistiéndolos desesperadamente. Estas plantas también mejoran la forma en que el organismo “baila” con los estresores en la vida.
La emoción es producida por el cuerpo para ejercer esfuerzo de un tipo específico en respuesta a las conclusiones de la mente.
Por ejemplo, si a partir de los datos disponibles la mente concluye que hay un peligro inminente y que la solución es gritar y golpear, entonces el organismo produce enojo.
Cuando enfrentas una barrera o una dificultad en la vida, la emoción que experimentas en el momento, bien sea: miedo, ansiedad, enojo, aburrimiento, interés, alegría o entusiasmo, determina el tipo y la cantidad de energía que vas a usar al intentar superar la dificultad. El punto de vista con el que percibes la dificultad depende de la habilidad que tienes para superarla y del estado mental en que te encuentras en el momento. Por eso la presencia de una misma dificultad puede causar emociones diferentes dependiendo de la habilidad que tienes para superarla. Estar consciente de esto te puede ayudar a producir interés frente a los problemas que se presentan; el interés es la emoción más adecuada y eficaz para resolver problemas y superar barreras.
Es importante tomar agua natural o hacer uso de un buen filtro mecánico (no eléctrico) que elimine los metales pesados, el cloro, el fluoruro y otros compuestos tóxicos que están en todas las aguas “potables tratadas”.
Recordemos que todo tipo de harinas elevan el azúcar en sangre, aumentan la insulina. Y las fluctuaciones del azúcar en sangre son fuertes disparadores del estrés.
Los alimentos frescos contienen más nutrientes y menos componentes tóxicos que los alimentos procesados o empacados. Las sustancias tóxicas hacen reaccionar el sistema inmunitario de manera que aumenta el estrés.
Éstos son fuentes de las vitaminas y los minerales que el organismo necesita para reducir el daño creado por el estrés y mantener las actividades parasimpáticas.
Las intolerancias y las alergias son muy comunes, especialmente en presencia de desórdenes estomacales. Son causadas comúnmente por: gluten, trigo, avena, azúcares, leche de vaca, banano, berenjena, fresa, granos, huevo, lulo, naranja, papa, pitaya, plátano, soya, tomate y además, colorantes artificiales, saborizantes, edulcorantes y preservantes.
Elimina el consumo de estimulantes. Las bebidas y alimentos estimulantes pueden incrementar el estrés porque generan más actividad simpática y producción de cortisol.
Espacios muy largos entre comidas generan hipoglicemia, lo que estresa el organismo.
Dado que el consumo de carbohidratos engendra una mayor liberación de insulina, y que esto prepara el cuerpo para el descanso, mientras que el consumo de proteína hace lo contrario, alimentarte de esta manera te puede ayudar a mejorar tu calidad de sueño. El consumo de aceites y grasas saludables, y fruta baja en azúcares no influye la regulación del descanso y por eso se puede a cualquier hora.
Dado que el nervio vago es responsable de activar muchas de las funciones viscerales, es fácil entender que, si el estrés crónico lo está apagando, ejercicios para reactivarlo son muy valiosos y pueden ayudar a recuperar funciones oculares, salivales, cardiacas, pulmonares, biliares, digestivas, renales, sexuales y vesicales. Puedes estimular tu nervio vago con regularidad realizando estos ejercicios:
Cantar 30 minutos todos los días.
Estimular el reflejo nauseoso, bajando la parte posterior de la lengua,
3 veces por día, con el respaldo del cepillo de dientes.
Hacer Gárgaras fuertes con agua, durante 3 minutos, 3 veces por día. Lograr activar el nervio vago con este ejercicio estimula el nervio facial, que a su vez activa las glándulas lacrimales. Requiere persistencia para que este ejercicio te saque lágrimas. Si las primeras veces no te hace “llorar ”, no te preocupes, sigue haciéndolo todos los días.
Realizar 10 respiraciones diafragmáticas antes de cada comida y al acostarse, agradeciendo a la vida. Coloca las manos justo arriba del ombligo. Con la inspiración (4 segundos), haz que tu vientre empuje tus manos hacia adelante, asegurándote que tus hombros no se eleven. Mantén el aire 4 segundos. Luego, expira (6 segundos), aplicando presión con los abdominales para expulsar todo el aire. Espera 3 segundos antes de volver a inspirar.
Las drogas psiquiátricas, las drogas de la calle, el cigarrillo y el alcohol causan adicción y más trastornos mentales y emocionales. Por lo tanto no hacen parte de una solución funcional, integral y duradera.
Incluir en tu horario del día una sesión de ejercicio favorece el equilibrio entre las actividades simpáticas y parasimpáticas. El ejercicio mejora el rendimiento cardiaco; cuando el corazón es más eficaz, requiere menos estímulo simpático, lo que permite al cuerpo mantener el equilibrio. Por otro lado, el ejercicio te va a extrovertir, es decir que va a llevar tu atención fuera de tus pensamientos negativos y hacia el mundo externo. Puedes hacer sesiones de ejercicio aeróbico, como por ejemplo de bicicleta, elíptica, tenis, fútbol, trote o natación. También puedes hacer sesiones de ejercicios como rutinas con pesas, yoga, pilates o escalada. Y sobre todo….
¡¡EL EJERCICIO PRODUCE SONRISAS!!
La nicotina proveniente del tabaco causa alguno efectos parecidos a la acetilcolina que produce el organismo. Por eso, el organismo del fumador crónico se vuelve perezoso y reduce su producción de acetilcolina y su sensibilidad a ella. Apoyar la producción de acetilcolina y el equilibrio energético con las fórmulas que recomendamos puede facilitar el retiro del cigarrillo.
Si venimos a este mundo a aprender, observar nuestra vida a través del lente de una espiritualidad profunda redefine los obstáculos como oportunidades. Mediante la meditación, el rezo, el canto, el yoga, los mantras, los sonidos (instrumentos) sanadores, las ceremonias sagradas, el baile, ciertos artes marciales, el contacto con la naturaleza, la contemplación, etc., podemos comprender que la tranquilidad, el crecimiento y la riqueza son inherentes al cultivo de nuestra espiritualidad.